MARCIÓN EL HERESIARCA

 



Marción (Μαρκίων) fue un líder religioso cristiano, fundador de una corriente (el marcionismo) de teología dualista y teosofía gnóstica. Nació alrededor del año 85 o 110 en Sínope (Σινώπη), una ciudad en la costa del Ponto Euxino (Mar Negro, en la actual Turquía), y falleció aproximadamente en el año 160 en Roma. Hijo de un obispo cristiano, se dice que acumuló una gran fortuna como naviero y que viajó a Roma alrededor del año 135-140. En la capital del imperio ingresó en la comunidad cristiana con un generoso donativo. Sin embargo, sus desacuerdos doctrinales con los líderes de la iglesia de Roma provocaron un cisma y en el año 144 Marción organizó su propia iglesia. Tal vez volvió al Asia Menor para extender sus doctrinas. Según Tertuliano, Marción plantó iglesias como "las avispas hacen nidos".

Defendía la existencia de dos dioses: el Dios verdadero, revelado por Jesús, y el Demiurgo, identificado con Yavé o Jehová, el dios del Antiguo Testamento. Rechazaba la Ley mosaica y las Escrituras hebreas, y compiló por primera vez las epístolas de Pablo junto a una versión modificada del Evangelio de Lucas.

Su doctrina fue duramente atacada por Orígenes, por Tertuliano y otros padres de la Iglesia, tanto oriental como occidental. Contrario a la corriente dominante, resultó excomulgado. Se dice que al final de su vida se arrepintió y quiso que sus seguidores volvieran a la ortodoxia, aunque no hay pruebas de que esto haya ocurrido realmente.

Marción desplegando su canon (Wikipedia)


Aunque no se tenía por marcionita, Ortega y Gasset reconoce que le emocionaba recordar la figura de Marción (1). Le tiene por el primer gran heresiarca del cristianismo, al que la iglesia oficial, aun habiéndole llamado “primogénito de Satán” y de haberlo apartado con excomunión, hubo de tratar consideradamente porque –fuera de sus opiniones contrarias al dogma ortodoxo– se comportó toda su vida como varón ejemplar.

Se le considera proto-gnóstico, como otros cristianos formados en las tradiciones helenísticas y sobre todo en el neoplatonismo, en Siria o en Alejandría. Marción tenía una gran sensibilidad para la condición moralmente defectuosa del mundo, por eso no admitía como verdadero Dios al Jehová mandón, irascible, vengativo y belicoso de las escrituras judías (la Mikrá o Biblia judía, que incluye la Ley –Pentateuco–, las revelaciones de los profetas y otras escrituras). Su Dios verdadero es allotrios, está más allá del mundo, pues de otro modo quedaría ontológica y éticamente contaminado por las imperfecciones y males de este. Jehová, creador de lo insuficiente, es él mismo insuficiente, un dios menor, un demiurgo (dios artesano de la tradición griega), pues crear es contaminarse con lo creado. De modo que el dios creador es una divinidad secundaria, intramundana, “dios de los ejércitos y de la justicia”, no el anunciado por Cristo, Dios de la caridad, del amor. No un Dios de la ira, sino un Dios de la absoluta misericordia y bondad.

El Dios verdadero, Padre incógnito o Dios desconocido e innombrable (Páter agnostos) es extranjero y ajeno a este mundo (xénos theos) y es, más que justo, simplemente bueno. Existe (como la energeia o el nóesis noeseos de Aristóteles, causa incausada) eternamente extraño al mundo como Dios ausente, en absoluta distancia de él, “intacto de él” –dice Ortega–. Pero, por ser otro que el mundo, el Dios desconocido lo completa y lo compensa, o sea, de puro no tener que ver con el mundo, lo salva.

El gnosticismo cristiano no es sólo una filosofía, es también una doctrina de salvación cristiana, una soteriología heterodoxa. En el gnosticismo pesa mucho más que en el cristianismo ortodoxo la imaginación metafísica y la fantasiosa especulación idealista. La obra divina no es para Marción, el gnóstico de Sínope (mismo origen que Diógenes el cínico), la creación del mal mundo, como un demiurgo pagano, sino, al contrario, consiste en “descrearlo”, anular su maldad constitutiva, salvarlo.

Ortega piensa que estos que alejan a Dios del mundo poseen más tacto filosófico que quienes como Santa Teresa le hace andar entre pucheros y el filósofo simpatiza con quienes se negaron a hacer casero, doméstico y casi nuestro vecino al ser trascendente.




Ireneo de Lyon (140-202), en su Tratado contra las herejías pone a Marción como sucesor de Cerdón (*), seguidor a su vez de Simón de Samaria, llamado el Mago, que fue obispo y anunció que el Dios de los profetas no es el Padre de Jesucristo, ya que este es ignoto, mientras que aquel es conocido (2). De ellos, el Dios de los judíos es justo, pero el Dios de Jesús es bueno. Marción desarrolló esta idea haciendo ver que el Dios antiguo, de la Ley y de los profetas fue autor de malas acciones, deseoso de guerras, veleidoso en sus decisiones e inconsecuente consigo mismo. Jesús procede pues de un Padre superior al demiurgo creador del mundo (Cosmócrator). En tiempo de Pilatos, procurador de Tiberio César, el Hijo vino a Judea manifestándose en forma de hombre. Marción, como otros gnósticos, es dóketos (del griego dokeîn, parecer). Para el docetismo Jesús sólo parecía tener un cuerpo físico, pero en realidad era un ser puramente espiritual, es decir, inmaterial, un ser celeste con apariencia humana.

Hay quien pinta a Marción como precursor del concepto de “Nuevo Testamento”, al oponer radicalmente el mensaje y el Dios padre de Jesús, al Jehová del “Antiguo Testamento”, pero lo cierto es que mutiló el Evangelio de Lucas para eliminar todas las narraciones concernientes a la generación de Jesús, excluyendo los pasajes en que Jesús manifiesta que el creador del mundo es su padre. También recortó las epístolas de Pablo. Para Marción es imposible que el cuerpo participe de la salvación.

Como otros gnósticos, considera la materia intrínsecamente mala.Todos aquellos que, en espíritu, reconocieron a Jesús cuando este descendió a los infiernos, paganos, sodomitas o pecadores, fueron salvados por el Señor, mientras que los justos que no le reconocieron no participan de la salvación si no creyeron en su predicación ni le salieron al encuentro. Ireneo asocia a Marción con las doctrinas simonistas añadiendo que todos estos apóstatas usan el buen, dulce y bello Nombre de Jesucristo para extender falsas ideas suministrando el amargo veneno de la Serpiente.

Los encratitas, inspirándose en el gnóstico Satornilo (Menéndez Pelayo le llama Saturnino) y en Marción preconizaron el rechazo del matrimonio, tachando este de corrupción y libertinaje por contribuir a la conservación de un mundo imperfecto.

Según Menéndez Pelayo (3) Marción conoció a Cerdón en Roma, donde este predicó y fue condenado. Era hombre piadoso y fanático enemigo de los judios y de los xiliastas o milenaristas, que esperaban el reino temporal del Mesías. Estaba Marción poseído por un fervor de catecúmeno y se empeñó en demostrar que la revelación cristiana no tenía parentesco alguno con la ley antigua hebrea. Por ello fue necesario que Cristo se apareciese de nuevo a Pablo de Tarso, el "apóstol de los gentiles" que logró separar al cristianismo del judaísmo. Así pues, Marción negó que Cristo fuerse el Emmanuel esperado por los judíos.

Como ya hemos dicho, rechazó el "Antiguo Testamento" como inspirado por el Demiurgo, ser ignorante incapaz de comprender lo que él mismo (des)ordenaba. Escribió un libro titulado Antítesis orientado a señalar las profundas y radicales diferencias entre el Jehovah de los profetas y el Padre de Cristo. Pensaba que la nueva fe estaba adulterado por reminiscencias del judaísmo y pretendió tornarla a su pureza, rechazando el Antiguo Testamento. Aceptaba el evangelio de Lucas y diez epístolas de Pablo, aunque mutilándolos según su criterio. Negaba el dogma de la encarnación ni por supuesto consentía que Cristo naciese de una virgen hebrea.

Como muchos cristianos de su época, Marción creía en la inminencia de la parusía, es decir que en poco tiempo se produciría la segunda venida de Jesucristo y el fin del mundo. Tuvo por discípulos a Marco, Luciano y Apeles, que exageraron cada vez más la antítesis y el dualismo. El marcionismo duró hasta el siglo V e incluso contó con obispos adeptos, como reacción violenta contra las sectas más judaizantes.

Según la Wikipedia, algunas comunidades marcionistas lograron sobrevivir hasta el siglo IX. Después su versión del cristianismo fue olvidado hasta que fue redescubierto por el teólogo alemán Adolf von Harnack en 1920. Algunos eruditos piensan que los prólogos de siete epístolas de Pablo fueron escritos por Marción o por seguidores suyos.

Notas

(*) Cerdón, gnóstico de origen sirio, vivió durante el pontificado del papa Higinio (138 - 140), tiempo en el cual hizo un viaje a Roma, donde influyó a Marción.

(1) José Ortega y Gasset. ¿Qué es filosofía? Lección V, OO.CC. 7,1997, pg.334s.

(2) Los gnósticos I, Introducciones, traducción y notas de José Monserrat Torrents, Gredos, Madrid 1990 (27, 2-4; 28, 1).

(3) Marcelino Menéndez Pelayo. Historia de los heterodoxos españoles I, BAC, Madrid MCMLXXXVI, pgs. 125s.

Más sobre Marción: https://biteproject.com/marcionismo-sigue-vivo/

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