ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA
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(Fuente: Muy Interesante. Historia) |
CONQUISTADOR
CONQUISTADO
Por José Biedma López
Álvar Núñez
Cabeza de Vaca fue un jerezano nacido hacia 1490. La familia materna presumía
de descender del legendario pastor de Jaén, Martín Alhaja, el que señaló con
cráneos de vaca el atajo ventajoso al rey Alfonso VIII en la decisiva batalla
de las Navas de Tolosa contra los almohades en 1212. Su abuelo paterno había
sido relevante en la conquista de Canarias. Como militar luchó en Rávena contra
los franceses y ascendió a alférez; participó en 1520 en la guerra de las
Comunidades. Después entró como mensajero al servicio de la poderosa casa de
Medina Sidonia.
Con alma de
aventurero y explorador, Cabeza de Vaca se embarca en Sanlúcar en 1527 en una
expedición gobernada por Pánfilo de Narváez, adelantado del emperador Carlos V.
Al parecer, la misión era frenar las aspiraciones de Hernán Cortés. En el
viaje, Álvar Núñez se empleó en calidad de tesorero o alguacil mayor. La armada
de cinco barcos contaba con 600 hombres. Su objetivo explícito era la conquista
y gobernanza de la Florida; e implícito, la búsqueda de La Fuente de la Eterna
Juventud.
Del fracaso de
esas empresas dejó constancia Cabeza de Vaca en una relación publicada primero
en Zamora (1542) y luego con su autorización en Valladolid en 1555: un relato
de larguísimo título que a partir del siglo XVIII se publica con el sencillo encabezamiento de
Naufragios.
¡Y eso es la
vida, como sugirió Ortega, peregrinación y naufragio! Así que la obra de Álvar
Núñez añade a su valor histórico y antropológico, otro poético y simbólico. Es
un error pensar que el único interés de los españoles que se jugaban la vida en
aquellos viajes transoceánicos era la codicia de la plata y el oro. La
curiosidad, el ansia de aventura, la fantasía perseguidora de quimeras, el afán
de gloria, o el nomadismo atávico a nuestra condición humana, también jugaban en
aquellas peligrosísimas proezas. Muchos migraban, como hoy, huyendo de la
miseria.
Tras
atravesar el Atlántico en los cascarones de entonces, se sucedieron las catastróficas
adversidades. En Santo Domingo 140 marineros se escaquearon y un huracán en
Cuba diezmó aún más al contingente. El 12 de abril de 1528 los supervivientes llegaron
a la costa de Florida, a la bahía de Tampa, bastante perdidos ya que el
gobernador Pánfilo Narváez había errado en sus cálculos. Divisaron habitáculos
indígenas. No sabemos cómo se entendieron con estos que les dijeron que, si
buscaban oro (y era lo que ansiaba Narváez), tendrían que marchar hacia el
norte. Mientras algunos quedaron al cuidado de los barcos, los más osados
entraron por los pantanos usando balsas y a nado. Lo que encontraron no fue oro
sino escasez de alimentos, mosquitos y hostilidad de los nativos. Se nutrían
con los caballos de los que se ahogaban, sufrían ataques de flechas y combatían
con arcabuces y ballestas a los indios apalaches. Se toparon con más de veinte
naciones de indígenas, la mayoría muy belicosas. Improvisaron fraguas y
fabricaron herramientas y armas. Igualmente construyeron barcazas para cabotear
por la costa de Florida.
Al fin, consumidos
por el hambre y la sed, Cabeza de Vaca y sus compañeros llegaron al delta del
Misisipi. La embarcación de Álvar Núñez atracó en la isla de Galveston que él
llamó Isla del Mal Hado. Catorce hombres le acompañaban. Primero fueron bien
tratados por los indios carancaguas, pero posteriormente fueron repartidos como
sirvientes entre las familias de los nativos. Tras seis años como esclavo,
Cabeza de Vaca aprendió de los naturales la cultura del mimbre, del camuflaje y
de la guerrilla, además de las prácticas chamánicas que combinaba con los
conocimientos médicos que había adquirido en su vida europea. Logró la libertad
curando al hijo de un cacique.
Ejerció el
comercio entre distintas tribus intercambiando conchas y caracolas de la costa
por cueros del interior y almagra (pigmento ocre para pinturas). En Matagorda,
cerca de Galveston, se topó a antiguos compañeros con los que inicia nueva
travesía. Remontan el río Bravo hacia el noroeste de México ejerciendo
principalmente de curanderos y echando fama de brujos de postín: “Hijos del
Sol”, les llamaban los aborígenes. Buscaban una ruta de regreso a Nueva España
por lo que hoy es el sureste de Estados Unidos y norte de México. Se
encontraron con los siux, dedicados a la caza del bisonte y convivieron con
otras tribus.
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Mapa con la ruta (en rojo) de Cabeza de Vaca (Wikipedia) |
En
California se cruzaron con un indio con una hebilla colgando del cuello que les
aseguró que pertenecía a un barbudo que había llegado del cielo a caballo. A
orillas del río Sinaloa (Petatlán) tomaron contacto con otro equipo de
exploradores en 1536, a pocas leguas del asentamiento español de San Miguel de
Culiacán. Poco después el jerezano se reunió con Hernán Cortés, que ostentaba
el título de marqués del Valle de Oaxaca.
Como el Ulises
de la homérica Odisea, Cabeza de Vaca
consiguió volver a su Ítaca después de mil peripecias, tropiezos y calamidades.
Regresó a España desde La Habana. Todavía a la altura de las Azores un corsario
francés intentó asaltar su nave, pero unos navíos portugueses le repelieron y
la escoltaron hasta Lisboa (9 agosto 1537).
Álvar Núñez
actuó en el Nuevo Mundo como un pionero de la etnografía al recoger observaciones
sobre las poblaciones indígenas del golfo de México, conociendo sus lenguas,
costumbres, relaciones personales, recursos… Naufragios está considerada la primera narración histórica sobre
territorios que son hoy parte de los Estados Unidos. La redactó entre 1537 y
1540. Corrió el rumor de que tenía datos sobre el legendario El Dorado, el mito de las siete ciudades
llenas de oro.
No creo que
el jerezano fuera un tipo codicioso. Disfruté mucho leyendo sus relaciones de
Indias en mis años mozos, transportado en el tiempo y el espacio por su
español... Fue un conquistador que no conquistó nada en el Nuevo Mundo, un
hombre sencillo, inteligente y fundamentalmente honrado. Recorrió más a pie que
a caballo los actuales estados de Misisipi, Florida, Luisiana, Arizona, Texas,
el golfo de California y Nuevo México, territorios que serían anexionados al
Virreinato de Nueva España.
Enviado como gobernador quiso hacer cumplir las Leyes de Indias que protegían a los indígenas de los abusos de los colonos. En la ciudad de Asunción entró en conflicto con estos, que rechazaban la autoridad del Adelantado del Río de la Plata, nombrado por el Rey de las Españas. Los descontentos se sublevaron, lo apresaron y lo deportaron como reo acusado de abusos. El caso fue que a su vuelta a Sevilla el Consejo de Indias lo desterró a Orán, le relevó de sus títulos y le embargó los bienes. No obstante, Cabeza de Vaca apeló la sentencia y peleó hasta el final de sus días por el restablecimiento de su honor. Algunos creen que al fin de su vida tomó hábitos. Según el Inca Garcilaso, falleció en Valladolid, y no en Sevilla como dice la Wikipedia, el 27 de mayo de 1559. En el Convento de Santa Isabel se conserva la lápida que guardó sus restos en la ciudad castellana. El actor Juan Diego representó al personaje en una película dirigida por Nicolás Echevarría en 1991.
Del autor:
https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M
https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897
https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm
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