MARCEL SCHWOB
André Marcel Mayer, mejor conocido como Marcel Schwob fue un autor singular. Nació en Chaville, Francia, en el seno de una familia culta un 23 de agosto de 1867. Su padre era un destacado periodista; su madre, maestra de origen hebreo, que puso todo su interés pedagógico en la educación de su hijo quien con la ayuda de una institutriz inglesa aprendió muy pronto a leer y expresarse en francés, inglés y alemán. Marcel concluyó en Nantes sus estudios de secundaria con notas brillantes.
Independiente en 1882, estudia Letras en París y se aloja en la Biblioteca Mazarino, residencia de su tío León Cahun, su bibliotecario Jefe. Jorge Luis Borges, que admiraba su literatura, dijo también de él que fue un maravilloso lector. Leyó con pasión a los clásicos, dominando sus lenguas aparentemente muertas, también a los contemporáneos: a Poe, a Whitman y a Stevenson, al que admiró y tuvo por maestro. Rehabilitó al juglar del siglo XV François Villon, amigo de los pícaros. Y, en efecto, por la literatura preciosista y simbolista de Schwob desfilan sabios antiguos y leprosos, reyes y mendigos, adivinos y leprosos, rameras y asesinos, endemoniados y piratas...
Soñando con épicas aventuras, se enroló en un regimiento de artillería. Regresado a la vida civil escribe relatos imaginativos, trágicos y poéticos, que aparecen en diversos periódicos que agrupará luego en Corazón doble (1892) y El rey de la máscara de oro (1893). Apollinaire lo celebra como padre de una poesía distinta y Schwob frecuenta los cenáculos simbolistas que se oponen al naturalismo dominante.
A los 23 se enamora de una niña pobre y enfermiza, Louise, que muere pronto de tuberculosis. El dolor de Marcel cristalizará en El libro de Monelle (1894), que algunos críticos tienen por su obra maestra. Pasado el luto, se enamorará de Marguerite Moreno, que será la compañera de su vida, una existencia tan breve como atormentada por una extraña enfermedad intestinal. Marcel sufre varias intervenciones quirúrgicas e intensos dolores que le conducen a la morfina. Pasa largos periodos encamado, atendido por Margarite y su fiel y abnegado criado Ting, enfermero y secretario chino.
Escribe y traduce, adapta obras inglesas al teatro francés. En 1896 publica La cruzada de los niños que recrea el bizarro episodio medieval. Ese mismo año aparece su magistral Vidas imaginarias, libro de culto para Borges. En 1900 se casa en Londres con Margarite. No conoce personalmente a su admirado Stevenson, pero se cartea con él. El escritor escocés le remite su última epístola desde Samoa en 1894, poco antes de morir. Seducido por su ejemplo, Schwob comete en 1901 la mayor locura de su vida y se embarca, a pesar de su salud delicada, con Ting y su mono Lanka, en un vapor ¡rumbo a Samoa!
En la isla, que en absoluto cubre sus expectativas de paraíso perdido (ni siquiera le parecen bonitas sus alegres jovencitas de gruesos tobillos y narices aplastadas...) contrae una grave neumonía que por poco no le cuesta la vida. Sueña con volver a los brazos de su amada Marg y cuando al fin regresa a casa aún le quedan fuerzas para adaptar el Macbeth de Shakespeare que intepretará Sarah Bernhardt, y para escribir un sarcástico manual de iniciación al periodismo.
Después de un último viaje en un crucero que bordea la península ibérica y tras iniciar la impartición de un curso sobre Villon en la Escuela de Altos Estudios Sociales de París, que no logrará concluir, el 26 de febrero de 1905 fallece con 37 años, dejando una obra tan bien tallada como la joya de un orfebre.
El cíclope, Odilon Redon, 1898 |
En la crónica de su Viaje a Samoa, a base de epístolas dirigidas a su esposa, brilla también como en Baudelaire, el símbolo del albatros:
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