TEODOSIO EL GRANDE

Teodosio I el Grande, el último emperador global

Hispania dio a Roma hombres ilustres en las armas, en el gobierno y las artes, como Trajano (53-c.117), el primero de los emperadores romanos nacido fuera de Italia, en Itálica, cerca de la actual Sevilla, que restableció la disciplina del ejército y conquistó la Dacia, actual Rumanía. Caminaba a pie junto a sus soldados para dar ejemplo y llevó una vida sencilla junto a su esposa Plotina. En sus tiempos el imperio romano alcanzó su mayor extensión. Reorganizó la administración y ordenó la construcción de grandes obras públicas como el puente de Alcántara. Durante su tiempo florecieron ciudades como Iliberis, Mérida y Zaragoza. De Hispania fue también el emperador Adriano (76-138), sucesor e hijo adoptivo de Trajano.

Cuando todo parecía venirse abajo en el Imperio Romano, Graciano, emperador de Occidente desde el 375 al 383, mandó al Imperio de Oriente acosado por los bárbaros a un general hispano retirado: Teodosio, que había nacido en Cauca (Coca-Segovia, 347), dux de Mesia donde venció a los sármatas y cuyo padre, también militar, había sido ejecutado en circunstancias obscuras. Tenía treinta y tres años y estaba casado con una mujer enfermiza: Fraccilla. 

Agobiados por los hunos, los godos cruzaron el Danubio y pidieron auxilio a Teodosio, emperador desde el 379 hasta su muerte en 395. Este acogió al rey de los godos Atanarico con cortesía y lo escoltó a Constantinopla, donde murió y fue enterrado con todos los honores, lo cual contribuyó a que los godos se dejasen absorber como federados del imperio.

Mientras, en Occidente otro general hispano, Máximo, asesinaba a Graciano, el culto y piadoso emperador. Teodosio no reaccionó. Se le describe como buen militar, pero pésimo administrador, bravucón y despiadado a la vez, convencido de que la venganza es "un plato que se sirve frío". Durante cuatro años mantuvo amistosa correspondencia con Máximo, el usurpador, al que Justina, madre de Graciano, no hacía más que denunciar por su insaciable avidez de poder. En Salónica, más que los argumentos de Justina, Teodosio fue conmovido por los encantos de su hija Gala, viudo ya de Fraccilla. Tenía cuarenta años y Gala era una adolescente. Se casaron y Teodosio restituyó en el trono de Occidente al pequeño Valentiniano, hijo de Graciano y hermanito de Gala.

La inmensa mayoría de las tropas de Teodosio eran godas. Las de Máximo estaban formadas por francos. Sus generales más importantes llevaban nombres germánicos: Estilicón, Saro, Arbogasto, Grina, Ricimero, Bauto... Máximo fue derrotado, capturado y decapitado por sus mismos soldados tras reconocer que no había asesinado a Graciano por orden de Teodosio.

En el 392, tras la reunificación virtual del Imperio, Valentiniano fue también asesinado por Arbogasto, un general franco que no soportaba recibir órdenes de un mozo. Arbogasto puso en el trono occidental a un profesor de retórica: Eugenio. Gala pedía a Teodosio un castigo inmediato por el asesinato de su hermano, pero Teodosio sólo la escuchó el día que falleció dando a luz a Gala Placidia.

Arbogasto y Eugenio dieron la última batalla en nombre del paganismo. Y la perdieron. El historiador Zósimo atribuye la victoria de Teodosio a un violento viento que cegó a los paganos. Tras su derrota, Arbogasto y Eugenio se suicidaron. En 395 Teodosio regresó a Milán y sintiéndose enfermo confió a su segundo hijo Honorio el trono de Occidente y al primero, Arcadio, el de Oriente, bajo la tutela de dos generales: Estilicón y Rufino, respectivamente. El Imperio ya no recuperaría su unidad.

Teodosio, llamado el Grande, timorato y melancólico, según unos; vicioso, según Zósimo, llevó a cabo una política sensata de integración de y con los bárbaros. A los godos les permitió que se asentaran en Tracia. No acertó en la elección de sus sucesores, pero fue el último Emperador romano digno de este nombre. Después de bautizado decretó como único símbolo católico el de Nicea (325) y todos los no católicos fueron calificados "heréticos dementes que sostenían un dogma infame".